jueves, 30 de mayo de 2013

CORPUS CHRISTI



Corpus Christi (en latín, "Cuerpo de Cristo") o Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, es la  fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la Eucaristía. Este día recordamos la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre.

La celebración se lleva a cabo el jueves posterior a la solemnidad de la Santísima Trinidad, que a su vez tiene lugar el domingo siguiente a Pentecostés (es decir, el Corpus Christi se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección). Específicamente, el Corpus Christi es el jueves que sigue al noveno domingo después de la primera luna llena de primavera del hemisferio norte. Así existía el refrán Hay tres jueves que brillan más que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”. En España esta fiesta ha sido trasladada al domingo siguiente para adaptarse al calendario laboral, salvo en algunas ciudades que mantienen esta tradición el jueves.

El origen del Corpus Christi se remonta a 1263, donde en Bolsena (Italia) al romper el sacerdote la Sagrada Hostia durante la celebración de la Eucaristía, brotó sangre de la misma. La noticia del milagro se divulgó rápidamente y un año después el Papa Urbano IV instituye esta solemnidad en el calendario litúrgico para recordar dicho milagro con la finalidad proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Presencia permanente y substancial más allá de la celebración de la Misa y que es digna de ser adorada en la exposición solemne y en las procesiones con el Santísimo Sacramento que entonces comenzaron a celebrarse y que han llegado a ser verdaderos monumentos de la piedad católica.

La procesión con el Santísimo consiste en hacer un homenaje agradecido, público y multitudinario de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Se acostumbra sacar en procesión al Santísimo Sacramento por las calles y las plazas o dentro de la parroquia o Iglesia, para afirmar el misterio del Dios con nosotros en la Eucaristía. Esta costumbre ayuda a que los valores fundamentales de la fe católica se acentúen con la presencia real y personal de Cristo en la Eucaristía.

Una manera de participar en este homenaje y manifestación pública es la preparación de altares al paso de la procesión. Cada familia, las asociaciones, cofradías, hermandades, colocan en las calles por las que discurre un altar con una imagen de Jesús, la Virgen María o un santo, adornado con flores, colgaduras y elementos que recuerdan la eucaristía, como puede ser pan, espigas de trigo, vino, racimos de uvas… En cada uno de estos altares se detiene la Custodia, y el sacerdote eleva oración. En algunos pueblos se tiene la costumbre de adornar las calles con tapices multicolores hechos de flores o de serrín sobre la calzada por la que discurre la comitiva.

Nuestro pueblo ha retomado esta tradición de colocar altares con mucha fuerza, llegando el pasado año a colocar unos treinta por las calles donde pasó es Santísimo Sacramento.

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