Buenas
noches a todos, en principio es un orgullo para mi ser el pregonero
de la Semana Santa de Hornachuelos 2016.
No
voy a hacer un pregón tradicional, por lo que me vais a permitir,
hablaros con un lenguaje coloquial para todos y en concreto para los
niños, para que me entiendan mejor. De
esta manera paso a expresaros de corazón, lo que es para mí, la
Semana Santa.
Ante
Jesús todos somos iguales, nadie está por encina de nadie, nadie
es más que nadie, y al igual que yo estoy aquí dando el pregón,
cualquiera de vosotros podría hacerlo, con esto, os quiero decir
una cosa muy sencilla, que para mí la Semana
Santa, es una forma de
expresión, de manifestación, de la misma manera que nos ponemos
una medalla al cuello, una devoción ante un santo o una virgen o
estar debajo o detrás de un paso.
Os
voy a hablar de lo que pienso y siento yo, como Semana
Santa, para empezar, es
el tiempo más importante para la fe cristiana, para nuestras
creencias, para todos los cristianos, aunque parece que, es tiempo
de muerte, dolor, sufrimiento, agonía (así nos lo expresan, las
imágenes - Jesús muerto-, Jesús con la corona de espinas-, -los
latigazos-, - crucificándolo- el dolor de La Virgen-), para mí, es
tiempo de alegría, ¿por qué os preguntareis?, Jesús resucita,
renace, por lo que a mí, me provoca esperanza en otra vida, después
de esta vida, hay otra, lo podemos llamar “reino de los cielos,
paraíso, vida eterna, o como cada religión lo quiera llamar” en
el fondo es lo mismo, quien tiene fe, y lo cree verdaderamente, vive
con otra alegría, vive con esperanza, ¿os suena la palabra
esperanza?. Con esto no voy a pretender convencer a nadie, pero ya
lo dice la propia física “la energía no se destruye, se
transforma” y creo que nuestros sentimientos, alegrías,
pensamientos, son pura energía.
Estamos
en tiempo de cuaresma, ¿sabéis por qué son 40 días?, Por el
tiempo que estuvo Jesús en el desierto, 40 días exactos, tiempo en
los que estuvo tentado por el demonio, por cierto, no lo veáis como
a alguien que va con cuernos y tridente, como nos lo poden en las
películas, en los disfraces, es digamos, un ser inerte,
invisible,
la voz que nos tienta, nos provoca la envidia, el ser un poco
malillos, vamos el que fastidiemos a los demás, el mal, lo maligno.
Los cristianos tenemos la manera, de combatir ese mal, esa maldad,
primero, no tenemos que temerle, no tenemos que sentir miedo, Jesús
se mantuvo firme, sin miedo, le intento engañar, pero, no cayó en
la tentación, la segunda manera es, a través del ayuno, la limosna
y la oración.
El
Ayuno supone un
sacrificio, (Jesús era un campeón y estuvo cuarenta días), ese
sacrificio, es parecido al sacrificio que se tiene debajo de un paso,
haciendo un esfuerzo, o haciendo penitencia por una promesa, no solo
es un ayuno alimenticio, podemos ayunar, de palabras hirientes, de
descontentos, de enojos, de pesimismo, de preocupaciones, de
quejarte, del estrés, de tristezas, de falta de perdón. Supone
demostrar a Dios
y a nosotros mismos, que nos tomamos en serio, la relación que
tenemos con Él.
Este
ayuno, se tiene que traducir, en limosna y oración.
En
limosna, dar a cambio
de nada, solo para ayudar a los demás, en Semana
Santa
supone el colaborar con todos, para que todo salga bien y lo más
bonito posible. Transmitir palabras bondadosas, llenarte de
paciencia, de compasión, reconciliarte con los demás, escucharlos,
sonreír, dar las gracias, estar atento a quien te necesita, corregir
con amor y no callar por miedo, ayudar a superar obstáculos.
Todo
esto son maneras de dar limosna.
Y
la
Oración, como el rezar
cuando estás
junto a un paso, en la procesión. Es el músculo del cristianismo y
de cada persona, en Semana Santa tenemos que hacerla más intensa y
con más tiempo.
Es
decir, pienso que en este tiempo combatimos a nuestros males, y a la
vez, interiormente, reconocemos nuestros pecados, es una manera de
transformarnos en alguien mejor, en mejores personas, es decir, una
manera de pedir perdón, pero con una particularidad, en este tiempo,
borramos todo rastro de pecado, os pongo un ejemplo, pensad en una
puerta con clavos, nosotros somos la puerta, los clavos son los
pecados, que cometes un pecadillo, se clava un clavo, te confiesas
se desclava, pero la señal en la puerta está todavía en la
madera, pues bien, es tiempo en Semana Santa, de alisar la puerta,
para que no quede ni señal, ni nada, solo la madera. La forma de
hacerlo a través de todo ese Ayuno-esfuerzo, limosna-colaboración
y oración-de cada uno.
Este
es mi pensamiento y mi forma de ver La Semana Santa.
Es
el año de la Misericordia, esa actitud bondadosa que debemos tener
para compadecernos de los demás, es la Semana
Santa
de la misericordia, por ello, os voy a recitar de
unas encíclicas del Papa Francisco para que os deis cuenta, de su
grandeza:
Cito
textualmente
“Dios
no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de
acudir a su misericordia....Él nos permite levantar la cabeza y
volver a empezar, con una ternura, que nunca nos desilusiona y que
siempre puede devolvernos la alegría”.
“La
iglesia vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de
haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza
difusiva”.
“A los
sacerdotes les recuerdo que el confesionario, no debe ser una sala de
tortura, sino el lugar de la misericordia del Señor, que nos
estimula a hacer el bien posible”.
“La
iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita,
donde todo el
mundo
puede sentirse acogido, amado, perdonado, alentado a vivir según la
vida buena del Evangelio.”
Profesionalmente,
llevo 20 años en este mundo de la Semana Santa, me relaciono y
tengo amigos de distinta índole, orfebres, escultores, bordadores,
hermanos mayores, capataces e integrantes de hermandades en general,
unas más grandes, con más poder y un patrimonio en cuanto obras de
arte alucinante y otras más pequeñas, más humildes, y ¿sabéis
que?, siempre coinciden en lo mismo, quieren que salga su paso, lo
más bonito posible, sin fallos, que no llueva claro está, y además
se mueven por sentimiento, puro y duro, indudablemente somos humanos
y cada junta de gobierno, toma un camino, pero que vuelvo a repetir,
el objetivo, la meta es la misma , llevarlo
al máximo esplendor.
También coinciden en que son perfeccionistas al máximo, y cada
motivo tiene su detalle y su explicación.
A
veces, no comprendo cuando, alguien dice, o critica, que estamos
venerando o que vamos detrás de un trozo de madera, o de
escayola, pero lo que no comprenden, es el fondo de la cuestión, o
es que no saben interpretarlo, para mí es el sentimiento, las
creencias que cada uno tiene, la manera de expresarla, mirad un
escultor cuando hace una talla, procura dar expresión en la cara, en
las manos, con los gestos, y ¿sabéis por qué?, intenta expresar
el sentimiento que tiene en ese momento, cada imagen --agonía,
dolor, esperanza--.
No
se pueden ponerle trabas, ni ataduras a lo que cada uno piensa, en lo
que cada uno cree, en lo que cada uno expresa.
Mirad
mi caso concreto, llega el viernes santo a medio día y después de
comer, a eso de las 4 de la tarde, se me forma un nudo en el
estómago, un nerviosismo, una inquietud, que hay algo que me atrae
hacia la capilla del Salvador,
esa sensación es única, incontrolable y muy bonita. Con esto os
quiero decir, que la Semana Santa en Hornachuelos es única, puede
que no tengamos un patrimonio artístico de primer nivel pero seguro
que nuestro patrimonio espiritual, nuestros sentimientos, y nuestras
creencias si lo son, de primerísimo nivel, mirad, “la sencillez
es la marca de clase de lo auténtico y la verdadera grandeza de
espíritu, nunca se despoja de la sencillez”.
Tenemos
que procurar, primero mantener la Semana Santa, llevando a nuestros
hijos, hacer cantera, y explicarles él porque de nuestros
sentimientos y hacerlo costumbre, en segundo lugar divulgarlo por
otros pueblos para que vengan a verla, que sin duda merece la pena,
todas nuestras procesiones tienen su encanto.
Doy
las gracias a todos los hermanos mayores de las hermandades, porque
gracias a su esfuerzo la Semana Santa, Iglesia y todos nuestros
santos se mantienen en perfecto estado y ayudan a seguir adelante con
nuestras costumbres y creencias , y en especial mi agradecimiento a
Antonio Pérez “Antoñon” por el esfuerzo y contribución para
engrandecer la Semana
Santa
en Hornachuelos.
Un
poco de misericordia hace el mundo menos frío y más justo.
Gracias
a todos y Adelante con la Semana
Santa.
Pregonero Juan Carlos Soriano Pérez (12-marzo-2016)